Semana a semana, es cada vez más común ver a las carteleras reciclar viejas premisas que funcionaron en días pasados. Se puede acusar a Hollywood de querer vendernos la misma película una y otra vez, pero con nuevo sombrero. Ya sean reboots de franquicias conocidas, así como segundas, terceras, y hasta décimas partes de hitos taquilleros. Todo funciona, si se trata de hacerse con una ganancia económica.
Sin embargo, hay ciertas apuestas que no dejan de generar interés. Algunas comedias que se han estrenado este año, como Freakier Friday o Happy Gilmore 2, se plantean como grandes regresos cargados de nostalgia. Se trata de repetir una premisa, pero expandiendo el universo ya conocido de estas producciones ahora devenidas en sagas. Otras películas, vistas en retrospectiva, pueden funcionar como una ventana hacía el sentido del humor, de la estética o la sensibilidad de otra época aún más lejana. Sucede con The Naked Gun o The War of The Roses. El desafío radica en adaptar la esencia de aquellos cásicos que nos empiezan a quedar añejos. ¿Cómo reinterpretar esas historias, sin perder la magia? En este artículo, repasaremos algunos de los regresos a la pantalla más importantes en materia de comedia.
The Naked Gun, parte cuatro
La trilogía original, cuyo título en Argentina fue la transliteración La pistola desnuda, marcó un hito comercial para el trío de comediantes estadounidenses integrado por David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker (conocidos por la sigla “ZAZ”). Los creadores ya habían ganado fama con Airplane! (1982), una parodia de las películas de cine catástrofe y más puntualmente de las que transcurren a bordo de un avión. En The Naked Gun: From the Files of Police Squad! (1988), se pueden apreciar la mayoría de recursos y gags que los convirtieron en reyes del humor absurdo, como lo son las parodias a diversos títulos cinematográficos, los juegos de palabra que se vuelven literales, su comedia física y rupturas de la cuarta pared.
En la cinta de los ’80 y sus secuelas The Naked Gun 2½ (1991) y The Naked Gun 33 ⅓ (1994), los protagonistas eran el torpe teniente Frank Drebin (Leslie Nielsen) y Jane Spencer (Priscila Presley), su interés romántico. En la nueva versión, titulada a secas The Naked Gun (2025), quienes llevan adelante el desparpajo son Liam Neeson, como el hijo del policía Drebin, y Pamela Anderson, como la homóloga de Jane, llamada ahora Beth. El sentido del humor de la saga se mantiene fiel al material original, pero esta vez está a cargo del productor Seth MacFarland (creador de series como Family Guy, American Dad o la película de 2012 Ted) y del director Akiva Schaffer (Saturday Night Live; Hot Rod; Chip ‘n’ Dale), que también ejerce de guionista junto a Dan Gregor y Doug Mand

El intento de reinaugurar la saga acaba fallando en varios puntos, aunque no deja de ser un interesante homenaje a la trilogía (parodia de la parodia, o plagio di plagio como en Los Simpsons se referían con sorna al trabajo de MacFarland). Hay nuevo material que se toma como referencia para parodiar, como es el caso de la filmografía tardía de Neeson. Por su parte, Anderson demuestra buenos dotes actorales en esta novedosa etapa de su carrera, así como una muy buena química con su compañero. Hay tiempo para reírse del pasado, cuando se bromea con el caso de O.J. Simpson (quien interpretaba a Nordberg en las viejas películas). Pero también del presente, con Danny Huston representando a un magnate símil Elon Musk que pretende crear una nueva civilización.
Freakier Friday
Si hablamos de los años 2000, son varias las teen movies que resultan indispensables. Mark Waters dirigió al hilo Freaky Friday (2003) y Mean Girls (2004), ambas con el protagónico de Lindsay Lohan. En la primera, la por entonces muy joven actriz, interpretaba a Anna, una adolescente rebelde que tenía su propia banda de rock (la cual aportaba un muy buen soundtrack), se enamoraba de muchachos mayores, y tenía aversión a levantarse temprano en la madrugada. Su personalidad contrastaba con la de su madre, Tess (Jamie Lee Curtis), de profesión terapeuta, que siempre cargaba con decenas de responsabilidades. Lo fantástico aparece cuando una mujer china en un restaurante les hecha una maldición para que intercambien cuerpos y puedan comprender lo que estar en los zapatos de la otra. Así inicia una comedia de enredos.
Aquel material, basado en una vieja novela de Mary Rodgers (que había tenido una primera adaptación protagonizada por Jodie Foster en 1976), gozaba de una gran química de ambas actrices. Disney apostó nuevamente a la nostalgia y el cariño por aquél éxito del 2003. El fantasma de las polémicas que acechaba la carrera de Lohan finalmente se esfumó con su rehabilitación, y la actriz volvió a tener roles protagónicos en pequeñas comedias. Ahora, veinte años después y con un gran cambio físico de por medio, vuelve en Freakier Friday (2025) como madre de Harper (Julia Butters), y Jamie Lee Curtis, como abuela. El universo se expande y ahora se intercambian cuerpos de a cuatro, sumando a la nueva integrante de la familia y a la hija de la nueva pareja de Anna.

Más allá del esfuerzo que significó juntar a la mayor parte del elenco original, la secuela dirigida por Nisha Ganatra está bastante de lejos de marcar un hito cultural como su predecesora. La química entre las dos actrices continúa funcionando. Pero pasará sin hacer demasiado ruido al no arriesgarse a plantear nuevas situaciones, más allá del choque de tres generaciones de mujeres. Nuevamente, situaciones repetidas que homenajean y provocan un déjà vu en los espectadores. déjà vu que se puede ver en salas de todo el país.
The War of The Roses, el remake
En 1989, Danny DeVito estrenaba su tercera película como director, The War of The Roses. Allí interpretaba el papel de Gavin D’Amato, y historia de dos de sus clientes: Oliver Rose (Michael Douglas) y Barbara Rose (Kathleen Turner). Con mucho humor (negro), el film narra el trágico desenlace de este matrimonio, desde que se conocen hasta que comienzan los problemas. Se trabaja mucho, se abandonan sueños, y todo se tapa con la adquisición de innumerables bienes materiales. Llegado un punto, el desamor se vuelve irreparable. Barbara pide el divorcio, y conforme pasan los minutos, la convivencia de ambos en el mismo espacio doméstico (una impresionante mansión) se vuelve más inestable. Ninguno quiere ceder. Ninguno quiere dejar la casa y la guerra del divorcio se vuelve literal, escalando a límites impensados de comedia física y deviniendo en sátira.
Resulta interesante que la sustancia de la que está hecha esta comedia sea tan oscura y angustiante. En su momento, resultó un enorme éxito de taquilla, y terminó de consolidar a la pareja cinematográfica conformada por Douglas y Turner. Ahora, el desafío no está en hacer una secuela, sino un remake o nueva adaptación de la novela de Warren Adler. Lo más curioso de The Roses (2025) radica en la nueva dupla protagónica de origen inglés: Benedict Cumberbatch y Olivia Colman. Está dirigida por el norteamericano Jay Roach (Autin Powers, Meet The Parents) y se estrenará este jueves 28 de agosto en salas de Argentina.
Happy Gilmore 2
Adam Sandler Interpretó a adultos que no terminan nunca de crecer y que están en una adolescencia eterna. El caso de Happy Gilmore (1996) es uno de los más emblemáticos, y es quizás su comedia que mejor funciona. Happy es un muchacho aficionado al hockey sobre hielo. Él cree estar convencido de poder hacer una carrea en dicho deporte, pero su comportamiento irascible en la cancha solo le trae problemas. Un día, unos tipos vienen a rematar la casa de su abuela. Revisando unos viejos palos de golf, descubre que toda esa ira con la que golpea el disco de hockey la puede llevar al campo. Así, se percata de que puede ganar dinero en este nuevo deporte, con el cual pagaría las deudas de su querida abuela.
Aquel recordado film de 1996 dirigido por Dennis Dugan tenía al memorable villano Shooter McGavin. Él era un golfista profesional que se veía amenazado por la popularidad de Happy Gilmore. La vuelta de tuerca en Happy Gilmore 2 (2025) es interesante: Happy ahora integra la elite. La muerte de su esposa lo hundió en una depresión que lo llevó a abandonar su carrera. Sin embargo, aparece en diversos medios y canales de streaming un tal Frank Manatee (Benny Safdie). Él considera que el golf es aburrido, por lo que quiere reformarlo ¿Su ideA? Crear una especie de liga paralela con otras reglas que lo hagan más espectacular y rápido. Un Gerard Piqué cualquiera. Enseguida, Sandler se pone manos a la obra y termina aliándose a su viejo rival. Podrá ser todo un outsider, pero los valores tradicionales de un deporte no se tocan.

El histrionismo con el que Sandler y McDonald se desenvolvían en la entrega original sigue funcionando como antaño. La trama del (anti)héroe regresando luego del retiro resulta divertida, como también varios de los nuevos personajes (Bad Bunny como su caddy; las dos hijas de Sandler, Sunny y Sadie; Haley Joel Osment; Margaret Qualley, etc.). Quizás aquella simpleza del humor físico y contraste de colores de hace treinta años se haya perdido y ya sea imposible recuperarla. También se pierde mucho tiempo rememorando a la película original, volviendo a presentar a los mismos personajes secundarios (el que más tiempo acapara, Ben Stiller) a través de flashbacks en situaciones que se repiten, y cameos de celebridades (Eminem, Kid Cudi, innumerables golfistas). Quitando esas cosas, la secuela, dirigida por Kyle Newacheck es lo suficientemente lúdica y desfachatada como para disfrutarla, aunque este siempre en deuda con la original. Se puede ver en Netflix.
Volver a ver estas historias en el cine o en la pantalla de nuestras casas es un deseo caprichoso, fomentado por la nostalgia. Y ese intento de Hollywood, la gran maquinaria de la industria cultural estadounidense, por capitalizar la nostalgia, la convierte en secuelas muchas veces resultas sin demasiada originalidad. Lo cierto es que si uno quiere pasar un buen rato, probablemente la mejor opción sea revisitar el material original en la mayoría de los casos. Después de este repaso, queda claro que el auto homenaje nunca es suficiente y lo que hace falta en verdad es traer nuevas ideas y conflictos que se actualicen y resuenen a nuestros tiempos.