En el marco del Festival Internacional de Cine Independiente de El Palomar (EPA Cine) 2025, se presenta el documental “La escuela de la señorita Olga” de Mario Piazza. Una obra fundamental que recupera la experiencia pedagógica revolucionario impulsada por Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Experimental N°69 “Dr. Gabriel Carrasco” de Rosario.
Este homenaje no solo celebra la memoria de una escuela distinta, sino que nos invita a repensar el sentido profundo de la educación.
Una pedagogía que desafió lo establecido
El documental de Piazza reconstruye, con sutileza y rigor, la vida cotidiana de una escuela que rompió con los moldes tradicionales de la enseñanza argentina de la primera mitad del siglo XX. Bajo la guía de las hermanas Cossettini, la escuela se transformó en un espacio donde el aprendizaje se nutría de la observación de la naturaleza, el arte, la música y la experimentación.

No había filas ni campanas, sino mesas de trabajo y recreos marcados por la música, en un ambiente que privilegiaba la autodisciplina y la creatividad sobre la obediencia ciega.
La importancia de la escuela: más allá de los contenidos
La propuesta de Olga iba mucho más allá de la transmisión de los contenidos: buscaba formar personas libres, críticas y sensibles para la sociedad. El documental recoge testimonios de exalumnos y docentes que recuerdan cómo la escuela les brindó experiencias vitales imposibles de hallar en otros ámbitos: “Me dio cosas que mi casa jamás podría haberme dado. Una satisfacción de aprender, de descubrir… Eso es lo que hace que en los momentos importantes de mi vida… apele siempre a esa experiencia de la escuela”.

La educación aquí se entiende como un proceso de descubrimiento, de construcción colectiva y de vínculos con el entorno. Especialmente con la flora y fauna local, aprovechando al máximo todo lo que les rodeaba para aprender sin perder el tiempo.
Una escuela diferente, vista por los chicos
La mirada de los alumnos es central en el documental. Sus voces, sus recuerdos y sus dibujos revelan cómo han vivido esa experiencia: “Observar la naturaleza, gozar con un cielo, ver las formas de las nubes, escuchar el canto de los pájaros… únicamente los que vivimos ese momento podemos darnos cuenta de lo que fue esa Escuela Experimental”.

Para ellos, la escuela no era un lugar de represión, sino de libertad y alegría, donde cada uno podía expresarse y aprender a su propia manera y ritmo. La ausencia de rigidez, la presencia del arte, la naturaleza, y el diálogo permanente con la comunidad marcaban una diferencia con la educación del momento.
Legado y vigencia: pensar la educación hoy
El documental no es solo un homenaje al pasado, sino una invitación urgente a repensar la educación en el presente. La experiencia de Olga demuestra que es posible y necesario construir escuelas que formen sujetos activos, creativos y críticos, capaces de transformar su realidad.
En tiempos de crisis educativa y debates sobre los modelos pedagógicos, el ejemplo de la Escuela de las Cossettini resuena con gran magnitud: abrazar la innovación, el arte, la naturaleza y la participación es el camino para una educación verdaderamente liberadora.
Conclusión: una inspiración para el presente y el futuro
La escuela de la señorita Olga fue, y continúa siendo, una experiencia única en la historia educativa argentina. Su diferencia radicó en poner al alumno en el centro, en confiar en su capacidad de aprender y crear, abriendo la escuela a la vida.
Vista por los chicos, fue un lugar de alegría y descubrimiento; vista por los educadores, un faro de esperanza y renovación. Hoy, más que nunca, debemos mirar hacia esa escuela para pensar una educación que no solo enseñe, sino que transforme vidas y sociedades.