Brad Pitt da vida a Sonny Hayes, un piloto de coches veterano que vuelve al ruedo tras treinta años de ausencia en las pistas.
El director Joseph Kosinski y el guionista Ehren Kruger vuelven a colaborar luego del éxito de Top Gun: Maverick en 2022, pero ahora, bajaremos de los cielos hasta el cemento de las pistas para ver a Sonny Hayes (un inoxidable Brad Pitt), piloto de coches veterano, que resurgirá como el Ave Fénix luego de un terrible accidente en la década del ’90 que truncó su carrera.
Viviendo de forma bohemia, se ha desempeñado como piloto en categorías no tan galardonadas como las carreras de resistencia y de rally. Un día, su viejo amigo Rubén (Javier Bardem) tocará su puerta y le hará una propuesta algo extraña para alguien de su edad: la oportunidad de tener un lugar en la escudería que dirige, APXGP, necesitada de una urgente victoria que los salve de quedarse sin bancas la temporada próxima. Y así, se incorporará a la grilla de pilotos actuales de la máxima categoría del automovilismo mundial.
Con un ritmo a toda máquina, F1: La película logra transmitir la adrenalina de los Grandes Premios de la Fórmula 1. Ya sea desde el interior de los coches (con primeros planos y cámaras subjetivas de los pilotos), así como desde el paddock. O sea, digamos: desde un punto de vista técnico, la película está muy bien; pero cuando en sus largas dos horas y media (que se pasan volando) intenta desarrollar sus subtramas, queda pedaleando en el aire y no logra la profundidad dramática de títulos como Rush (2013) o Ford v Ferrari (2019), quizás porque estos tratan de casos reales y no son simplemente ficciones metidas a la fuerza dentro de una propaganda. Eso parece suceder con la historia de amor del piloto y la ingeniera Kate (Kerry Condon), o con algunos pasajes de la tensa relación entre Hayes y su joven e inexperto compañero de equipo Joshua Pearce (Damson Idris).
Una publicidad oficial de la F1
Vamos a uno de los aspectos más llamativos del film: su mezcla de lenguaje publicitario, documental y ficcional. Grabada durante Grandes Premios en las temporadas 2023 y 2024, se los verá a Pitt e Idris mezclados entre los demás pilotos. Fernando Alonso le dará unas palmaditas a Brad tras una carrera. Lewis Hamilton (flamante productor de la cinta) los mirará de reojo antes de calzarse el casco. En los créditos finales, aparecerán todos los nombres, incluido el de Franco Colapinto, que el público local esperó con ansias en la sala. La película toma los mejores momentos que la Fórmula 1 puede ofrecer: los choques entre compañeros de escudería, los accidentes cuasi mortales (hay uno muy similar al de Romain Grosjean en 2020), las definiciones de carrera en la última vuelta (el final recuerda al Gran Premio de Abu Dabi 2021).

Ya desde el título (Básicamente, el logo y nombre oficial de la competencia seguido por “The Movie”) y pasando por las escuderías, infografías y cameos, la película de Kosinski se siente como la larga publicidad que en el fondo es. Y no hablemos de la incontable cantidad de marcas que se roban tiempo de pantalla, a veces de forma muy obvia. El film trata de acaparar la atención de un público que no es adepto a este deporte y llevárselo para Disney+ y Netflix. Sin embargo, no se irá tan a fondo en la cuestión documental dentro de la ficción. En F1: La película, los pilotos reales no se meten demasiado en la historia, que siempre le pertenece a Brad Pitt y compañía. Y que parece ceñirse por una lógica realista, además de intentar dejar una buena imagen de la competición.

Realismo y fantasía en partes iguales
El tema es que, pese a ser realista, no lo es del todo en ciertos aspectos, que para los fanáticos más puristas del formato actual pueden resultar chocantes. Es que justamente “chocante” es Brad Pitt. Sonny Hayes no solo es un excelente piloto, también es un truhán absoluto, que desplegará todo tipo de ilegalidades sobre la pista para ayudar a su compañero de equipo a avanzar algunas posiciones en la grilla. Sí, se hace mención de la FIA (ente regulador de la competencia) investigando estos incidentes, e incluso sancionando al equipo en ocasiones. Pero lo que hace el veterano automovilista ya lo hubiera dejado desclasificado de por vida prácticamente desde la primera carrera.
Sin embargo, podemos hacer una profunda suspensión de la incredulidad, pues, se trata de una película de Hollywood. No vinimos a la sala de cine en busca de rigurosidad científica, sino para emocionarnos. F1: La película logra esto último, y hace parecer al formato actual de carreras mucho más emocionante de lo que es. En la realidad, casi siempre ganan los mismos, y la escudería con mejor auto está condenada a liderar la temporada de principio a fin. Acá, hay un hermoso lugar para la fantasía. Como si se tratase más de un juego de consola que de la realidad, en el que el jugador dirige una escudería ficticia dentro de un mar de licencias y nombres oficiales. Como si de la nada, el equipo Alpine, con Pierre Gasly y Franco Colapinto a la cabeza, lograra lo inesperado: un triunfo de lo artesanal.