Rememoramos la 37° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata celebrada en honor al gran director, actor, cantante y compositor de la película que hablaremos a continuación. Fue una de las primeras en proyectarse y vivirá por siempre en la historia del cine nacional. Hablamos de la inigualable “Nazareno Cruz y el Lobo”, de Leonardo Favio.
Tradición e interpretación libre
Originalmente, esta película se estrenó en nuestro país el 5 de junio de 1975 y se basa en una historia homónima escrita por Juan Carlos Chiappe, dramaturgo, escritor y actor argentino volcado al mundo radiofónico en los años ’40.
Fue protagonizada por Juan José Camero como Nazareno Cruz, Marina Magalí como Griselda y Alfredo Alcón como el Diablo. Es una de las películas más taquilleras del cine argentino hasta la llegada de “Relatos Salvajes” en 2014.
Leonardo Favio hizo cobrar vida fílmica a esta historia que retoma la leyenda popular del séptimo hijo varón que nace con la maldición de convertirse en lobizón: el hombre lobo de las Pampas. Ambientada en la provincia de Buenos Aires, “Nazareno Cruz y el Lobo”, fiel a la convulsionada coyuntura política en la que se realiza y se estrena, propone recorrer los límites y los extremos humanos, como lo son el amor y el horror.
La trama y sus personajes
Una vez que el joven Nazareno conoce el amor de Griselda, firma su sentencia de muerte. Su maldición lo acecha y debe elegir entre la salvación del oro que le propone el Diablo o elegir el amor, aunque eso le cueste alejarse y entregarse al dolor.
Luego de haber vivido muchos años en tranquilidad y felicidad, el joven protagonista siente el peso de lo que ha intentado escapar siempre: la predicción de la bruja del pueblo, la Lechiguana (Nora Cullen). Nora Cullen junto a la actriz Juanita Lara, quien interpreta a Fidelia, una bruja pequeña que conserva su forma de niña con el paso de los años, se convierten en las dos grandes aliadas del hombre lobo de las Pampas.
Fidelia responde a la gran admiración de parte de Leonardo Favio por el misticismo infantil en el cine. No sólo por conectar con su propio pasado como niño huérfano y de la calle sino también para extrapolar la dinámica del mundo de los menores de edad en el que caben el sueño, la magia, la inocencia pero también la posibilidad de la ternura e incomprensión en una pequeña bruja marginal que se convierte en aliada de un maldito.
Es, sin duda, unos de los personajes más valiosos dentro de esta narración de Favio. Desde el comienzo de la película le dedica muchos primeros planos, planos detalles y un cuidado vestuario que hacen ver a Fidelia como una criatura ubicada entre el bien y el mal. La saturación del color y del sonido, la intensidad de la fotografía junto con efectos especiales y saltos bruscos de plano son los componentes del lenguaje cinematográfico que caracterizan a este film fantástico del cine argentino.
Reviví la cobertura del 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata ACÁ
Favio y la ternura sin límites
Otro de los personajes centrales en esta historia, es el Diablo, magníficamente caracterizado por Alcón. Punto y aparte para este ángel maldito en busca de amor. Favio nos muestra un costado tan brujo como humano de una de las entidades más representativas de las culturas alrededor del mundo del límite entre la moral y de la gracia divina.
El director elige contar de manera frágil a un Diablo que sufre ante la ausencia del amor en su vida. Elogia a Nazareno por su nobleza, por haber elegido el amor, aunque eso significaba sellar su maldición, antes que la materialidad del oro. El Diablo esperó ansioso la llegada del séptimo hijo varón porque lo ve como su salvación, como el mensajero ideal.
Este film que, en las propias palabras de Leonardo Favio, fue el último que realizó con tanta alegría, anticipa el fin de la vida de Nazareno, Griselda y del Diablo mismo con un pedido de este último: que cuando el hombre lobisón se encontrara con Dios se acordara de él.