Cobertura especial | 35° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
La historia se dio a conocer masivamente por los medios de comunicación en 2006. El film narra el caso completo en un documental con una técnica poco convencional que, inesperadamente, logra conmover al espectador. Esta es nuestra crítica de ‘Vicenta’, de Darío Doria.
Vicenta, una mujer que trabaja limpiando casas, convive con su hija menor Laura de 19 años en Guernica, Buenos Aires. Laura tiene retraso madurativo y fue victima de una violación por parte de un familiar. Ella queda embarazada y la ley le permite abortar, aunque inmediatamente empiezan a surgir obstáculos que vuelven más ardua la lucha de Vicenta por los derechos de su hija.

Es interesante cómo Darío Doria elige un recurso artesanal para contar el caso de Vicenta y Laura. No utiliza la técnica de animación de stop motion, pero sus muñecos de plastilina cobran vida con los movimientos de cámara, a pesar de estar estáticos. Las expresiones de sus rostros atraviesan la pantalla. Y las huellas dactilares en el material moldeado es una perfecta metáfora de las marcas que deja esta historia en sus protagonistas.

Los ambientes también son algo a destacar, ya que, se convierten en personajes: el barrio bajo la lluvia, el habitual transporte público, las insípidas salas de espera de los hospitales, las tenebrosas oficinas de los juzgados. Todos están impecablemente musicalizados e iluminados para apoyar el momento de la historia que se está contando.
La lucha de Vicenta se pudo haber contado de muchas maneras, pero ninguna nos hubiera impactado tanto como la de estos rústicos muñecos de plastilina. ‘Vicenta’ es una animación no animada, que cobra vida en cada plano y en cada palabra, de un caso del pasado que sigue conmoviendo en el presente.