Series: ¿Un fenómeno en expansión?

Netflix canceló algunas de sus series originales la semana pasada y enojó a varios de sus seguidores-clientes. Todos los días conversamos con alguien sobre qué tira estamos siguiendo o por qué temporada vamos. ¿En qué momento las series se convirtieron en algo inherente a nuestra vida cotidiana? ¿Cómo se logra una identificación tan repentina con personajes ajenos? ¿Cómo podría la producción nacional competir en este mercado en expansión?

Antes de la llegada de esta plataforma de streaming tan famosa a Latinoamérica, incluso antes de su auge en el año 2009, el boom del formato serie ya estaba instalándose en la sociedad. No me refiero a las sitcoms norteamericanas o a las historias emitidas una vez por semana como ‘Friends’ o ‘X-files’, sino al nuevo formato de entrega no lineal: esas que podemos ver en cualquier momento y todas las horas que deseemos al día.

En este sentido, Lost (“Perdidos”) -la serie del accidente de avión que innovó con sus flashbacks (analepsis) y flashforwards (prolepsis o salto hacia adelante en el tiempo)- se convirtió en un fenómeno que trascendió la pantalla televisiva, no hacia el cine como hubiera sido habitual, sino hacia los mismos seguidores, devenidos en prosumidores. Al no poder esperar hasta la próxima temporada, ellos creaban sus propios fan fiction (o webisodios) y foros o redes sociales (o fandom). Lost sería la piedra angular de una nueva forma de consumir el contenido audiovisual.

“Lost” (Foto: IGN España)

Esta nueva forma de consumir también generó -o incentivó- una nueva forma de producir y distribuir por parte de la industria. Los llamados “crossovers”, “spin off”, “reboots” de los cuales sobrarían ejemplos, son la clara consecuencia de este fenómeno, como también las nuevas plataformas digitales para acceder a estos contenidos (Netflix entre estos últimos).

La industria nunca se queda atrás

Las series originales de Netflix más vistas o con más seguidores son ‘House of Cards’, que cuenta con cinco temporadas; ‘Orange is the New Black’, también de cinco temporadas; ‘Stranger Things’; y ’13 Reasons Why’, la nueva serie-teen que en una semana se convirtió en la más vista, superando incluso todas las temporadas de ‘House of Cards’.

Netflix y una oferta cada vez más demandante (Foto: Hobby Consolas)

Por su parte, FOX y HBO tienen sus predilectos: ‘The Walking Dead’ -si bien su productora es AMC- y ‘Game of Thrones’, respectivamente. Estas producciones dejaron atrás las obras literarias que les dieron origen para continuar la historia independientemente. En otras palabras, de lo que antes hacían los fans descontentos o sedientos de más, ahora se encargan las propias empresas dueñas -por haber comprado sus derechos- del producto, dejándolo sellado por varios años más.

‘Game of Thrones’ ya anunció que tendrá su final definitivo en el 2019 mientras que ‘The Walking Dead’ tiene su spin-off ‘Fear The Walking Dead’, que narra la historia previa al apocalipsis zombie. Por último, debido al nuevo y cada vez más grande fenómeno que crearon las series-teen, ‘Stranger Things’ y ’13 Reasons Why’ también tendrán su segunda temporada el próximo año. HBO lo hizo, FOX fue a la par, pero la transmisión moderna de Netflix lo hizo aún mejor.

Las expectativas de un producto audiovisual entregado por episodios puede ser varios: la emoción, el miedo, el terror, el interés, entre otros. Sin embargo, el suspenso, la intriga o la curiosidad por lo que va a ocurrir en los próximos capítulos ya no son la clave para atrapar al espectador, porque este puede ver todos los capítulos en un mismo día. ¿Dónde está entonces el atractivo de las series? ¿Cómo se genera la expectativa? Netflix intentó probar el lanzamiento de capítulos por semana con ‘Better call Saul’ (spin off de la icónica ‘Breaking Bad’) pero evidentemente no funcionó de manera esperada porque no volvió a tener esa intención con otras series.

Por otro lado, si uno forma parte de una red social tiene que cuidarse de comentarios “spoiler” o ver la temporada en el menor tiempo posible para no perderse la sorpresa de la acción. Estas cuestiones marcan un cambio de perspectiva del espectador, una nueva forma de consumo. Una especie de fast-food de producciones audiovisuales. La pena de terminar una historia será compensada con otra, y así sucesivamente.

Las apuestas en materia de series que se pueden ver desde cualquier dispositivo, en cualquier momento y lugar contando solo con una buena conexión a Internet, son cada vez más grandes.

La industria del entretenimiento encontró un nuevo nicho y ya no importa el descontento del público –este puede continuar la historia de la manera que prefiera-. Pero si, repentinamente, Netflix se vio obligado a cancelar series que no lograron retener una audiencia suficientemente grande como para compensar los costos de producción –¡Hasta una creada por las hermanas Wachowski!- ¿Estamos realmente frente a un fenómeno en expansión?

Ariana Osuna Vargas
a.osunavargas@magoyaproducciones.com

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